Poesía

miércoles, febrero 18, 2009

Algún día…
te contaré mis sueños;
para que entiendas por qué
con el alma vuelo.

Algún día…
te contaré mis sueños;
para que entiendas por qué
sin morir… ¡me muero!

¡Algún día
te contaré yo mis sueños

——


¿Por que al dormir sueñas…
dices saber de sueños?

Pues mira que yo,
con los ojos abiertos,
puedo en un punto
subir al Cielo;
si acaso los cerrara…
bien pudiera
ser tu dueño.

——


De un sueño a la sombra,
la vida…

Ilusiones y esperanzas
que pasan y se pierden;
mil perfumes y fragancias
del pasado
que de cuando en cuando
vuelven…
y el sabor amargo
de un futuro
que apenas quieres.

——

Besos…
de nácar y azul,
de arenas y sol…
¡de sales pulidas
por vientos de espuma
que arrancan del alma
jirones de voz!

————–

Tengo mil sueños
que no te he contado…
mil versos escritos
en suaves encantos
que aún no he encontrado.
¡Tengo, mi niña, mil sueños
para seguirte amando!

——


¿Y qué…
si en mis sueños
te alcanzo?

¿Qué te importa
si al cerrar los ojos
te veo…
llenando mi alma
de profundo deseo?

¿Qué te importa a ti,
mi sueño,
si al abrirlos
nada recuerdo?

——


Cielo blanco,
negro infierno;
sueño que te veo,
niña,
sueño…

——


Como el aire que respiro,
niña,
se que estás y no te veo…

porque eres como el fuego,
niña,
que quema antes de verlo.

——


Al son de tus verdes pupilas
bailaron siempre mis sueños
y entre tus negras pestañas
tejí, niña, mi cielo.
He bebido en tus ojos
los sabores más dulces
que recuerdo,
y en ellos derramé
cuanto poseo.
He vivido a tu lado
mucho más que otros
en sueños,
y he sentido junto a ti
cuanto deseo.
Así, aunque mis ojos un día
no vieran lo que hoy veo,
podrían vivir recordando
cuanto junto a ti ya vieron.

——


Tengo celos, niña,
del aire que respiras
porque cada bocanada siento
que llega, niña,
a lo más profundo
de tu pecho.

——


Al sur
de la plaza porticada;
a un lado,
sus ocho figuras
y sus tres campanas;
al otro,
su arco más alto
aguarda.
En su centro
nadie se ensalza,
sus cuatro farolas bastan…
que iluminan tres hileras
de sobria belleza engarzadas
con una corona de espinas
que al cielo lanza
mil cuchillos de hermosura
en forma de piedra tallada.

Sobre su lecho gris
piedra rosada…
¡La Plaza Mayor
de Salamanca!

——


Verdes tus ojos, niña;
verdes fueron.

Los soñaba en el alma…
pero no estaba en ellos.
Hoy los siento cerca,
muy cerca…
y muy llenos.

Verdes tus ojos, niña…
¡Verdes fueron

——


Y tú me pides un verso…
¿Piensas acaso
que yo los tengo?

No, mi niña, no
yo sólo los llevo…
en el alma, si,
muy dentro,
pero es en tus ojos,
niña,
donde yo los leo.

——


Al mirar tus ojos…
Sueños, niña, Sueños
¡Mil Sueños veo!

Comienzan todos allá,
en el centro negro
y van saliendo a la luz
de un verde cielo.

Al mirar niña tus ojos…
¡Mil Sueños veo!

——


¡Lejos si,
pero no solo!

No puede mi mano
enredarse en la tuya,
ni sentir el cuerpo
la atracción de tus ojos…

Ni puede la distancia
sujetar el espíritu,
dominar la pasión
o amainar el enojo…

Por eso, niña,
¡Lejos si…
mas nunca solo!

——


Me gustaría saber…
qué sueñas
cuando perdida
en la intimidad
te quedas.

Me gustaría saber…
lo que deseas
cuando en loco delirio
la imaginación
sueltas.

Por saber…
el mundo;
¡Mi vida
por que se cumpliera!

——


He imaginado caminos
que nunca andaría sin tí…

Valles profundos
de cimas agrestes,
senderos que suben
a un cielo sin fin…

¡He soñado caminos
que quiero andar junto a tí!

——


Me gustaría poseer…
el mundo;
para perderlo por tí…
después.

——


Por decir lo que siento…
¿Dudas?

¿Imaginas quizá
mayor virtud el silencio?
¿Acaso piensas
que tras el fogonazo primero
entre tus manos
me pierdo?

Pues bien,
si virtud es silencio
¡Reniego!…
que quiero cantarte
lo que en el corazón llevo;
y…
del fogonazo primero…
sabe, mi niña,
que fue hace mucho,
mucho tiempo.

——


Y tú… ¿Sabes de mí?

¿Podrías decir
lo que ocurre en el alma
si cerrando los ojos
abro mis sueños?

¿No?…

Si cierro los ojos,
se enciende la luz
sobre el fondo negro,
palidecen las sombras
en claros deformes
que nunca recuerdo
y al final del pasillo,
cercano ya el sueño,
aparece en tropel…
uno en mil:
¡Mi deseo!

Al tomar mi mano
cambia en un punto
todo lo que antes
era tan cierto,
e imagino que allí
se realiza mi anhelo…
pero no lo sé,
sólo sé…
¡qué feliz me despierto!

¿Y tú sabes de mí?…

¿Podrías decir
lo que ocurre en el alma
si dulce en mis labios
alumbras un beso?

¿No?…

Primero, tus ojos,
teñidos siempre
de un verde intenso,
se acercan
guardando el tesoro
que llevan dentro;
ahí empieza,
invariable el corazón,
su loca carrera
de arpegios,
aunque ya tu mano,
enredada en la mía,
había anunciado
su guardado secreto.

Bien andado el camino
me saluda tu aliento,
sin poder esconder
tus más profundos deseos…
y cuando al fin
tus labios llegan,
nunca lo creo
y abriendo los ojos,
perdido e incrédulo,
descubro, mi niña,
¡que todo lo tengo!

——


Si algún día,
al tomar mi mano,
cerraras los ojos
y vieras el cielo…
podrías volar con el alma,
como yo vuelo;
y abandonar los paisajes
del mísero suelo,
remontando las nubes,
que con sus blancos intensos,
te impiden vislumbrar
el puñado de estrellas
que llevas dentro;
y si al contemplar tu dicha
en un punto sintieras miedo…
desearías,
que al apretar mi mano,
sonara un ¡Te Quiero!

——


Al cerrar los ojos…
te veo;
y si los abro
te sueño.

Allí donde vas…
voy yo primero,
para abrirte el corazón
y alfombrar tus piés
con mis deseos.

Sueña, sueña…
porque allí,
allí…¡también llego!

——


Quisiera poder…
arrancarte del suelo
y enseñarte la luz
que en tus ojos veo.

Mil trémulos fulgores
que matizan tu cielo
y centellean arrogantes
desde tus más profundos deseos.

Quisiera poder…
explicarte por qué
¡Te Quiero!

——


Y tú me pides un Poema…
¿Para qué lo quieres?

Si escritos en tus ojos llevas
profundos y suaves encantos
a los que no alcanza el poeta.

Si en tu mirada serena,
junto a tus sienes, florecen
sueños de esmeralda pura
que al corazón despiertan.

Y tú me pides un Poema…
Uno tuyo
para mi quisiera.

——


Si en los albores del día
imagino tus ojos
dando al sueño despedida,
veo entre las sombras
el estallido de verdes
que al abrirlos se organiza…
y siento también el calor,
que durante la noche cobriza,
fueron guardando serenos
para darme luego la vida.

Marcha el sueño,
llega el día…
¡Nacen de nuevo
tu alegría y la mía!

——


¿Qué es Soñar?…

Soñar es volver los ojos
a las fuentes de la vida;
abandonar lo que tienes
para alcanzar lo que ansías.

¿Y Amar?…

Amar es compartir los sueños
y regalar la vida;
mantener tu voluntad
unida a su alegría.

——


La Tierra entera,
su hermosura y su color;
los más recónditos Planetas
en su inmensa proporción
y los misterios que encierran,
sólo uno, el Sol,
los alimenta.

A mí,
me alumbran tus ojos…
y esos, niña,
¡son dos!

——


Mis viejas compañeras
ya saben de tí…

Les hablé de tus ojos
abriéndose al Cielo,
de tus labios
posándose en mí.

Les conté los sabores
que encuentro en tu alma
y cómo en ellos
he vuelto a vivir…

Les hablé, mientras cruzaba
de su reino el fin,
de sueños realizados
que me atan a tí,
y al ver que ya todo acababa
susurraron a una:
¡Que seas feliz!

——


Hoy me ha dicho la Luna…
que de tus ojos se cela,
porque al abrirlos de golpe
la noche toda se llena
de ilusiones que enloquecen
hasta las mismas estrellas.

Hoy me ha dicho la Luna…
que de tus ojos se cela,
porque ese mar de plata
en que el astro se embelesa
le dice que a ellos les canta
cuando la arena besa.

Hoy me ha dicho la Luna…
que de tus ojos se cela,
porque las nubes se apartan
si tu mirada se llena
de ese verde esmeralda
que los vientos acelera.

Hoy me dice la Luna
que de tí toda se cela,
porque antes tenía mi pluma
y ahora es tuya… tuya entera.

——


Hoy he vuelto
al corazón de mi Tierra,
a contemplar el verdor
de sus inclinadas praderas
y esos riscos altivos
que las nubes peinan.

Hoy vine a contaros,
quizá por vez postrera,
entre alegrías y llantos,
lo que muy lejos me espera…

¡Hoy vine para marchar
con el alma abierta!

——


Me alegro infinito
al pensar que los Cielos
te dieron los ojos
que arrancan mi si;

y esos labios,
perfiles serenos,
que esbozan sonrisas
sin miedo y sin fin.

Me alegro al pensar
que tus ojos me rinden,
tus labios me llenan
y me haces feliz.

——


Al pasar las horas
se encienden los sueños,
se apagan las sombras

——


Si abriendo los ojos
mirases la Luna…
¡Saldría el Sol!

Y en cólera ardiendo
sus rojos destellos
del Mar brotarían
abriéndose al día
en fuego y calor.

Celoso sus rayos
en tí clavaría,
con pérfida saña,
envuelto en dolor.

Si tus ojos alumbran la Luna,
dime niña:
¿Para qué quiero el Sol?

——


De la iglesia el campanario,
sobre la piedra callada,
la luna mece sus sombras
entre grises y platas.

¡Cuántas veces a la noche
visité los muros
que Tu Sagrario guardan!

¡Cuántas veces se entabló la charla
que a solas y en silencio,
entre los candiles de la muralla,
fue llevando la Luz
a los rincones del alma!

——


En tus manos llevas,
niña,
mis sueños;
lo que soy,
lo que deseo…

Y tuyo en las mías,
dime, niña:
¿Qué llevo?

——


Si miro al astro ardiente
que en postrero beso al Mar
despide el día…

sueño con ver tus ojos
cerrándose a la tarde
sobre el alma mía

y aguardar juntos la luz
que a la mañana
nos devuelva la vida.

——


¿Fascinarme?…

Me fascina tu mirada,
de tus ojos el brillo
y el sabor de tus deseos
si consigo abrirlos.

¿Enamorarme?…

Me enamoras tú,
tus pasiones, tus delirios…,
si entregada,
sueñas compartirlos.

——


Tomarán nuestras almas un día,
por viejos, recuerdos de ayer
y a ese tiempo que juntos mecimos,
tus sueños… los míos,
irán a volver.

Volverán a sellar en un beso
el pacto sagrado de ayer
y al mirar de su vida el camino,
sabrán que lo andado
lo fue por querer.

——


Sol radiante, inmenso,
tú, mi Sol;
y sólo tú y tus alegrías,
tu esperanza, tú,
tú, mi Sol.

——


Como de los sauces llorones
sus ramas,
cuelgan así sus recuerdos
de mi alma.

——


Sobre un negro horizonte
el fuego encendido
le da a la belleza
mil raros colores
que embaucan el alma
de aquel, que buscando,
no sabe esperar
la llegada del Sol,
que apagando los brillos,
encienda la luz
que devuelve a las sombras
vida y color.

——


Allí,
donde nunca llegaron tus sueños;
allí,
donde murieron tus deseos
agotados de ascender
a lo que nunca vieron.

Allí,
en aquel lugar lejano,
recóndito y eterno,
allí estaba…
¡y allí me encuentro!

——


Sigo sin saber
si mi enemigo es el tiempo;
si las horas que pasan
entierran mis sueños,
o me van aupando
hasta alcanzarlos…
muy cerca del cielo.

——


Se bien, Señor, de Tus Moradas…
y Tú que las anhelo.
Se bien, Señor, de cuantas cosas
Tu Santo Espíritu
grabó en mis sueños…
y Tú, mi Dios,
que al soplo de Tus Mociones
temblaba mi corazón
y se encendía el deseo.

¡Quiero, Señor!… que vuelvas a mi…
que me laves,
por fuera y por dentro.

¡Quiero, Señor!… que me ilumines
y volver a andar junto a Ti
aquel estrecho sendero.

——


Me fascinaron tus ojos,
al verlos;
pero más me fascinaron
las cosas que al mirarlos
vi en ellos.

Me volvieron loco tus labios,
al verlos;
pero más me enloquecieron
sus temblores
al posarme en ellos.

Fascinación y locura
conquistaron al cuerpo;
pero al corazón, mi cielo,
lo enamoró la niña
que llevas dentro.

——


Se que a tus ojos vuelvo
si los míos cierro…
por eso, comprende,
niña,
que si los abro…
¡muero!

——


Cerrado en mi locura
voy buscando en tu recuerdo…

——


He soñado tus ojos
abriéndose al alba
otra vez.

He soñado tus labios
diciéndome aquello
que callaron ayer.

Te sueño, mi cielo,
en mis noches…
¡Y en mis días
también!

——


Volverás a soñar algún día
con la fuerza que yo te mostré,
y al sentir de tus sueños el paso,
esa fuerza abrasando tu ser,
sentirás lo que siento yo ahora
volviéndome loco por verte otra vez.

Volverás a soñar algún día
y el sueño te hará enloquecer;
llorarás en tu alcoba, sin nadie,
buscando las sombras del amanecer,
y al final, sentirás, como siento…
locura por besarte otra vez.

——


Cuando miro tus ojos…
no se lo que siento;
pero hay algo que estalla
en el fondo del alma
encendiendo ese loco
que llevo yo dentro.

Cuando beso tus labios…
no se lo que siento;
pero se que en el alma
pasión y locura
se abrazan rogando
que el beso sea eterno.

No se lo que siento,
pero se que en el alma…
¡entronada te llevo!

——


Hoy hablé con mis sueños
y me dicen que ayer
soñaste de nuevo…

que en la noche tus ojos
se abrían al cielo
llenando de verdes
un negro desierto…

y allá el corazón,
ardiendo en tu pecho,
rebosaba tu alcoba
de amor y deseo.

Me dijeron que tú,
perdida en tu sueño,
llevabas mi nombre
escrito en un beso…

Pero no se… no se;
una vez me mintieron
y ya no se… no se;
no se si creerlo.

——


Aguardar…
no es dejar de sentir;
ni callar,
ni olvidar,
ni algo sin fin.
Es saber que tu tiempo
está por llegar…
y esperar,
y esperar,
y esperar;
y vivir esperando
tus sueños llegar.

——


Saber… sabes
dónde están mis sueños;
y saber… sabes
cómo llegar a ellos.

Conoces el camino
y sabes,
que para andarlo juntos,
junto a mi ilusión te espero.

——


Te hablarán los vientos de mi
y no los sabrás escuchar,
su silbido en tus oídos
la calma turbará
y cerrando tus ventanas
la vista volverás.
Quedará mi sueño en tus cristales
y en ellos escribirá,
con las ondas de los vientos,
versos que nunca leerás.

——


Yo se que el mundo es grande,
pero más grandes mis sueños son…
y más grande es mi locura
y aun más grande mi ilusión.

Yo se que el mundo es grande,
pero es mucho más grande
lo que por ti siento yo.

——


Si acaso entre las sombras
adivino tu mirada…
pareciera que en el pecho,
desbordándoseme el alma,
la Tierra y el Cielo
se besaran.

Si a la tarde la brisa,
entre sus ondas dormida,
me acerca tu voz…
pareciera que por la línea
que ha poco se ocultó,
volviera con nueva fuerza
a acariciarme el Sol.

——


De verde cubro la noche
al soñar con tu mirada;
verdes se vuelven las nubes
vestiditas de esmeralda,
verde se vuelve mi sueño,
verde se vuelve mi alma;
verde, si, muy verde todo,
todo lleno de esperanza.

——


Cuando me vuelvo al fondo del alma
me parece ver el firmamento,
y no dejo de asombrarme:
¡Cómo algo puede brillar
teniendo un fondo tan negro!

——


Para ver tus ojos,
abro mis sueños…
y entre tus negras pestañas
vivo, niña, y me enredo.

——


Para tus ojos nacieron
pero son, niña, mis sueños.

——


Perdido entre las sombras
de tus escondidos sueños…

mecido en tu mirada
de confuso anhelo…

¡llevarás a donde vayas
mi recuerdo!

——


Hoy me cuentan los mares
que ayer te tuvieron…
¡entre sus suaves ondas
tu dulce fragancia
me brinda el Océano!

Me cuenta de ti,
de tus penas y sueños
y me dice que ayer
una perla salada
tus ojos le dieron.

Hoy la guardo yo
para adornar con ella
tu recuerdo
y esperar que un día
el Mar que nos separa
nos una de nuevo.

——


He visto mi sueño en tus ojos…
y tú me preguntas por qué.

¿Acaso no sabes
que en ellos el viento
las ondas del Cielo
aprende a mover?

¿Acaso no has visto
que el Sol entre sueños
sus brillos serenos
quisiera tener?

¡Ay! niña,
Yo muero en tus ojos…
¿Y tú me preguntas por qué?

——


Deseo esconderme en tu mirada,
serena y limpia luz que me acompaña;
quiero perderme entre tus ojos
y en ellos contestar que sí al mañana.

Quiero ser de tus adentros, tan hermosos,
el sueño eterno en que tus ojos
encuentren al final su dulce calma.

——


Quisiera junto a ti

recostar mis sueños…

Tejer en tus pestañas,
frente a tus ojos hoy secos,
un torrente de alegría
con que regarlos de nuevo.

——


Por el alma, niña,
has entrado en mis sueños;
por el alma, con el alma tuya…
¡borrando mis recuerdos!

——


Imagina, mi cielo,
sueños de plata
acariciando tu pelo,
bailando en tus recuerdos,
encendiendo tus deseos,
luchando por ser… tu anhelo.

Te cerco yo así
en tus sueños y deseos…

Quiero enseñarte
un camino
incierto y profundo
en el que me afano yo; y…
recorrerlo juntos,
olvidados los dos.

——


Por el verde de tus ojos
galopa ya cuanto poseo…

Ilusiones y esperanzas
que voy volcando en ellos
para llenar de vida
lo que hoy es un sueño.

Por el verde de tus ojos
niña,
por el verde de tus ojos
¡galopa ya cuanto deseo!

——



Comienzan días de niebla
que tornan el alma en tristeza
y evocan sueños pasados;
comienzan días que traen,
en sus lluvias,
recuerdos de tierras lejanas…

…Los pálidos verdes
de grises cercados,
los ocres y azules…
¡Y allá en lo alto
los blancos!


——


…¡Suspiros del alma
que agitan los vientos
y arrancan al Mar
mil penachos de plata!…

…¡Suspiros del alma
que nublan el Sol
y convierten los días
en noches heladas!…

——


Del bosque en el alma,
una Encina inclinada…
desnudas sus ramas
cubiertas de plata.
…El Sol y la Luna,
la noche y el alba…
la tierra su cuna,
la nieve su manta.

La Encina de plata,
del bosque dormida
en el fondo del alma.


——


De un picacho
a su falda,
mil verdes colgando,
algún ocre perdido
y el azul de un lago.

——


De verde la orilla
cubría sus aguas,
marrones y platas
llevaba;
cruzaba mi tierra
y a su paso dejaba
mil sueños de amor
en el alma.

——


Cuando llora,
se nublan sus ojos
suavizando su verde,
se enrojecen sus mejillas
y sientes
que algo muy hondo,

muy dentro le duele.


——-


Tranquilo,
de gloria y tristeza olvidado,
sumido en lejanos recuerdos
queda el anciano…
y sabiéndose vivo
comprende
que en el fondo del alma
tocan campanas a muerte.


————————————-


Luna de plata
refleja la mar,
caminos de ensueño
que alejan y alejan…
¡Olas de plata
tiene hoy la noche
en la mar!


——


Oscura y profunda,
negra y fría;
penetrando la tierra
arrancas la vida.

——


Un rayo de Sol
y mil motas de polvo
que bailan en él;
un recuerdo en la mente
y un sueño en el alma:
¡Volver!


——


Si una sombra maldita
oscurece el camino que sueñas
y una voz en el alma suspira:
“Tranquilo, quizá mañana veas”

Si mil veces te sueñas luchando
y algo dentro te dice que puedes;
sin embargo, despiertas…
y el miedo y la duda te vencen.

¿A dónde vas?… ¿Quién eres?…


——


¿Qué sueño no encierra
las glorias y horrores
del alma que sueña?

¿Qué beso no lleva
el profundo deseo
del labio que besa?


——-


Una noche sin fin
yo quisiera;
tú dormida
yo a un lado,
para cantarte callado
mil sueños y versos
que me has inspirado.

Una noche sin fin
yo quisiera;
tú dormida
yo a un lado,
para soñando despierto,
imaginar que devuelvo
el amor que me has dado.


——


Una perla
a tus ojos asomaba
y apenas quisiste guardarla,
de su magia y su brillo
tu cara llenó.

Rodó hasta tus labios,
donde los míos aguardaban,
y al enjugarla con ellos
sentí que en el alma
el Cielo y Tierra
se juntaban.


——


Tienes Tú…
una enorme corona
de grises y platas,
un manto de verdes
salpicados de nácar…
y allá dentro,
muy dentro,
mil surcos
que te queman el alma.


——-


Cabalgaba en la noche
un hermoso caballo
de crines perdidas
y su cuerpo desnudo,
al contacto del aire,
mil fuegos de plata
encender parecía.
Bajo las nubes oscuras
la arena y el agua
a su paso se abrían
y el viento, con ella,
a su pelo abrazado…
¡Qué sueño de amor ofrecía!

Una estrella y otra
la miraban;
y más allá la Luna,
y el agua,
y la arena…
la playa;
y más lejos,
en las rocas,
mi alma…
Una noche a la orilla
dejó su montura
y al tocar con sus pies
aquel agua…
a mi se me antojó bendita.
Poco a poco,
mar adentro
quedó perdida.
Desde entonces,
la Luna y las estrellas,
su caballo y mi alma
en la playa esperan.


——


Aunque no me llevaron
tus entrañas…
¡Me tuvieron!

Aunque ese Sol
que acaricia tus pechos
no fuera a mis ojos
lo primero;
y aunque las estrellas
que cubren tu Cielo
tardaran en llegar
a mis noches y sueños…

¡Sabes tú que jamás
en un beso
sintieron tus labios
tal fuego!


——



Un río de plata
que acaricia su cuerpo;
y una Luna en el Cielo
que alumbra y deslumbra
sus pechos morenos…

A la noche le canta
la niña,
vestidita de sueños;
a la noche le cuenta
mi niña…
¡que la quiero!


——–


He soñado dos Lunas
muy blancas
que adornan de mujer
su alma.

Una de la otra al lado
esculpidas en mármol…

¡He soñado dos Lunas
de color blanco
que al extender la mano
en una lengua de fuego
escaparon!


——


Verde, gris y blanco…
¡Los Cielos lloran!

¡Brava la Mar
en la Tierra clava
mil colmillos
de espuma y plata!


——


¿De qué oscuro sueño
escapó mi locura?

¿De qué ilusión perdida
se fugaron
mis locas pasiones
en tromba asesina,
arrollando el muro
que les llevó a la vida?

¿De qué instrumento fatal…
¡malditas!…
os servísteis
para escalar las profundas simas
en que antaño la mente
os tenía?

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