La grandeza de Sainz
martes, enero 20, 2009Publicado en Marca
La suerte no hace a un Campeón, simplemente le ocasiona algún que otro título. Lo que de verdad hace a un Campeón, y lo que le otorga la inmensa mayoría de sus títulos, es el esfuerzo continuado por superarse. Con independencia de lo alto que se haya llegado. Es por eso, Carlos, considerado el piloto más completo de todos los tiempos en el mundo de los rallies. Nadie es capaz de hacer correr tanto a cualquier cosa que, teniendo al menos cuatro ruedas y un motor, se le ponga entre las manos.
Pero Campeones hay muchos en todos los órdenes de la vida y… seguirá habiendo. Casi todos pasan y son sólo recordados por la fría estadística de los números que obtuvieron. No será así con Carlos Sainz.
Vivimos una época en la que se premia más lo inmediato que la trayectoria, el éxito que el merecimiento. Se premia más el parecer que el ser. En ese terreno, Carlos nada tiene que hacer.
Cuando todavía suenan los ecos maliciosos de quienes le señalan como un hombre sin suerte –decir eso de un hombre con semejante palmarés es tentar a la misma suerte- quiero llevar su mirada hacia el último gesto de nuestro Campeón.
Estando ya fuera de carrera –por la rotura del omóplato de su copiloto-, todo su interés se centraba en evitar que ningún otro compañero-rival cayera en la misma trampa que él. Una trampa tendida, involuntariamente por supuesto, por la incompetencia de un miembro del equipo organizador.
Es un gesto de grandeza digno de ser recordado, muy por encima de otros más “simpáticos” del pasado.
-¡Parad el coche!- Gritaba Carlos, justo a tiempo para que el centro de gravedad del coche de su rival no superara el punto de no retorno. Decía adiós al título que ya veía en su mano aceptando su derrota sin el menor resentimiento y procurando que el espectáculo continuase.
Carlos es un todo un Campeón –ahí están sus títulos- y un hombre de gran suerte –ahí está su vida-. Con todo, su rasgo distintivo es la grandeza; lo único que siento, es que el destino le dé tantas oportunidades de demostrarlo.
Carlos y yo en Málaga 2006
Me alegra mucho que alguien hable de la verdadera dimensión del más importante piloto español de todos los tiempos. Un abrazo