El Triunfo del Toreo

martes, marzo 6, 2012

Crónica publicada en el ABC

6 de marzo de 2012

Adolfo Suárez vivió la reaparición de su íntimo amigo Juan José Padilla junto a él en el callejón. El torero le pidió que le ayudara a ponerse la chaquetilla y quiso que fuera el primero en sacarlo a hombros. (Andrés Amorós, ABC)

 

Admiración y profundo respeto. A partir de ahí, podríamos estar escribiendo hasta el hartazgo acerca de lo acontecido en el ruedo de Olivenza el pasado domingo. Pero solo estaríamos matizando diversas manifestaciones de esos dos sentimientos despertados a raudales por Juan José Padilla, «El Ciclón de Jerez». Un hombre honesto y humilde, de cuerpo roto y alma entera, que se empeñó en no dar pena jamás. Fue su voluntad el seguir peleando cuando nadie lo creía posible y, por eso mismo, se puso el listón tan alto como solo se lo pueden poner sus dos amigos, y no menos adversarios en buena lid, José Antonio Morante de la Puebla y José María Manzanares. Hubo pelea, hasta donde los toros dejaron, y luego compañerismo… Y mucha hombría de bien para recibir a un héroe silencioso que ha sabido mostrar, por primera vez al mundo entero, que las heridas de un torero no son medallas, sino simples marcas, que deben ser previamente asumidas, para recordar siempre la secuencia de algún error cometido. Solo quien reconoce sus errores es capaz de aprender. Quizá por eso mismo pudimos ayer ver, con emoción mal contenida, a un «Ciclón» renovado y mejorado al más puro estilo de siempre.

El domingo, en cada lance o muletazo, en cada tercio compartido, en cada quite, en cada torero de oro o plata, había un fondo de homenaje a un hombre que lo merecía. Todo era esfuerzo dirigido a la excelencia. Los trincherazos de Morante, las estocadas imposibles de Manzanares, los equilibrios de un hombre a caballo sujeto a un toro con un palo, o el quite de El Lili, montera en mano, a un compañero caído. Todo era poco para hacerse merecedor de compartir el ruedo con un hombre que ha entrado en la leyenda sin lamerse las heridas. Con el rostro marcado de por vida y el alma siempre limpia, quiso Dios que recogiera el premio a una vida sembrando cariño, respeto y torería. El domingo triunfó el toreo y, por eso mismo, sus compañeros le sacamos en hombros reconociendo en él la encarnación de lo mejor de todos nosotros. Sirva también como muestra de compromiso futuro. Necesitamos referentes que encarnen los valores humanos que soportan esta mítica profesión, pero es difícil encontrar quien, como Juan, lo haga con la grandeza de la humildad. ¡Muchas gracias, Maestro!

Francisco Jurado

10 respuestas a “El Triunfo del Toreo”

  1. Es difícil leerte y no imaginar la emoción, la belleza de lo que vivió todo el que estaba allí, en general, y tú en particular, sintiendo con el sentir de tu amigo.

    Ya te he dicho en facebook lo que es archiconocido, los toreros realmente están hechos de otra pasta, y en esa pasta hay arte, valor, constancia, y algo que no debería faltarnos a los demás mortales: el coraje de no rendirse jamás, como no se ha rendido el bravo Padilla.

    Mi enhorabuena para él por su ejemplo, para tí por tus palabras, y para ambos por vuestra amistad.

    Un abrazo

  2. Precioso el texto, y con frases que llegan hondo … «un hombre que ha entrado en la leyenda sin lamerse las heridas. Con el rostro marcado de por vida y el alma siempre limpia».

  3. ¡¡¡¡¡Impresionante!!!!! Qué buen torero él y qué gran escritor tú. Enhorabuena a los dos. Una lección de torería y de amistad. Gracias

  4. A quien se ve detrás con un vestido de luces es José María Manzanares. Nos acompañó sacando en hombros a Padilla. ¡Para quitarse el sombrero!

  5. Ya no se puede pedir mas , como dicen en triana los costaleros , al cieeeloo , enhorabuena .

  6. Un grande a hombros de otro grande…
    Preciosa foto y emotivas tus letras.

  7. El triunfo de un gran torero homenajeado por un grande de España!!!!

  8. No soy precisamente taurina, sino todo lo contrario, pero no todos deseamos «una baja» en el mundo del toreo para defender la otra vida que está en juego. Me alegra que haya salido adelante y que se haya podido recuperar, dentro de las posibilidades que esa cornada le ha permitido, porque mi defensa de la vida del animal no gana nada ni se beneficia si se pierden dos vidas al mismo tiempo y en un mimso lugar. Aunque mis palabras no tengan aquí mucho valor por ser antitaurina, personalmente respeto a este torero porque no siente rencor alguno por un animal que sólo intentaba defenderse de él. Por eso he intentado ponerme en su lugar y entender que, si su forma de vida es esta, he de respetarla aunque no la comparta. Y respecto a usted Sr. Suárez, puede estar orgulloso y sentirse pleno de haber llevado a hombros en ese instante la completa felicidad.

  9. Muchas gracias María.

  10. Sr. D. Adolfo Suarez González

    Feliz cumpleaños, señor. Y, otra vez, gracias, siempre gracias..

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