Ni está el mañana ni el ayer escrito…

jueves, septiembre 10, 2009
Artículo publicado en El Mundo el 10 de septiembre de 2009

Parece compulsiva la oleada de pesimismo que se cierne sobre buena parte de la clase política española, acompañada en tal faena, por no pocos analistas, periodistas y pensadores diversos, que acaban arrastrando tras de si, un número creciente de españoles.

Todo lo que leo y escucho últimamente viene teñido de un color de fatalidad, cuya simple esfuerzoexistencia, me entristece y espolea a un tiempo. ¿Cómo es posible que gente de gran nivel intelectual, caracterizados por su capacidad de esfuerzo y afán de superación, puedan hablar de forma tan fatalista? ¿Es posible que, junto a la gripe A, se nos haya colado un virus, cuyo contacto impregne a su víctima de un fatal determinismo histórico?

Si algo ha hecho grande al hombre, y muy especialmente a los españoles en nuestra reciente historia, eso ha sido, precisamente, la capacidad para alterar las cosas, su entorno y hasta su mismo futuro, gracias a la ilusión y al esfuerzo desarrollado en torno a un proyecto, por muy iluso que pudiera parecer en el momento de su concepción.

Si nada tuviera arreglo, si nada pudiera cambiarse, o si algo estuviera ganado para siempre, ni tendría sentido el esfuerzo para mejorar las cosas, ni tampoco la atenta vigilancia para mantener las buenas.

Intentaré centrarme. Desde hace ya tiempo, venimos escuchando voces que sitúan en nuestra Constitución de la Concordia todos los males de nuestra democracia y, a la vez que señalan la necesidad de cambiarla, nos vaticinan que los daños sufridos son ya irreparables. No estoy de acuerdo con la primera afirmación, podría estarlo con la segunda y es absolutamente irracional la tercera. Me explico.

constitucionPondré un ejemplo harto conocido: se nos señala, desde ciertos ámbitos, que el Estado de las Autonomías instaurado en la Constitución del 78 es la fuente de todos los problemas actuales y que es el causante de la desintegración de España. Se nos dice igualmente que es necesaria su reforma, pero que los daños causados son ya irreparables. Esto es una contradicción en sí misma, pero aceptémosla.

Vayamos por partes. Es absolutamente falso que sea la Constitución Española y el Estado de las Autonomías en ella consagrado el causante de ninguno de nuestros males patrios. Eso es tan absurdo como culpar al inventor de la rueda y a la rueda misma de las muertes causadas por los vehículos a motor que las utilizan. Es más, creo que ha sido precisamente esa misma organización territorial, la que ha posibilitado un desarrollo económico y social hasta ahora desconocido en España, especialmente en sus regiones más desfavorecidas. Es cierto que todas ellas siguen siendo el “farolillo rojo”, pero es incontestable la importantísima mejora que la descentralización del Estado ha supuesto para ellas.

Pero también es cierto que, junto a ese desarrollo positivo, se ha ido produciendo otro proceso que ha terminado constituyéndose en un gravísimo problema y que, ciertamente, amenaza la unidad del proyecto común. Alcanzar el poder delegado que ejercen las Autonomías y Municipios –que procede, como todo poder en nuestro país, de la soberanía única del pueblo español en su conjunto- se ha ido basando en una continua y creciente exigencia localista, sin tener en cuenta ningún otro interés. Esto se ha producido tanto en Comunidades y Municipios gobernados por partidos regionalistas y nacionalistas, como en los gobernados por partidos nacionales; por usar una terminología comprensible que nada me gusta. En todos los partidos se ha aceptado el vuelco localista para ganar unas elecciones autonómicas o locales, con independencia del interés común de todos los españoles. De esto les puedo dar testimonio en primera persona. No caí en él, pero algunos me dicen que así me fue…

Bromas al margen, como consecuencia de este proceso y ayudados por una ley carod-Efeelectoral concebida para una situación muy concreta, esos partidos con gran implantación regional se han hecho fuertes y han alcanzado posiciones decisivas en las elecciones generales. Esto, se ha unido, a su vez, a una falta imperdonable de altura de miras, visión de estado o simplemente responsabilidad, de casi la absoluta totalidad de la clase política española, que no ha tenido reparo alguno en dar a cada uno de estos partidos regionales todo lo que exigían, con tal de alcanzar el poder en un momento determinado; por supuesto, como mal necesario para alcanzar un bien común que está representado por su ocupación del poder y desarrollo de su proyecto político concreto.

Pero… ¿es de verdad culpable el que pide?… Sinceramente, creo que no. El culpable es, siempre, el que da injustamente; quien da aquello que él, en circunstancias normales, nunca daría. Es decir, los partidos regionalistas –o nacionalistas, no tengo intención de herir sensibilidad alguna- tienen todo el derecho del mundo a pedir lo que estimen oportuno para sus respectivas regiones, ya que no tiene proyecto más allá de las mismas. Son los partidos con proyecto nacional los que son responsables de que ese proyecto común, que es España, no se vea afectado por los individuales proyectos regionales que, es cierto, se han convertido con el paso de los años en absolutamente insolidarios. Por tanto, si hay desbarajuste autonómico en España, por llamarlo coloquialmente de alguna manera, los responsables no son PNV, CiU, BNG, PAR, CC o cualquier otro partido de carácter regional. Son precisamente PP y PSOE, quienes, con una visión francamente corta del interés nacional, han venido propiciando esa “fractura” al aceptar peticiones, absolutamente incompatibles con el proyecto común, en aras de obtener una mayoría suficiente para gobernar.

La Constitución del 78 fue un acuerdo de todos, pero tenía dos garantes fundamentales: la opción que hoy viene representada por el PP y el PSOE. Mientras ellos dos estuvieran firmes –representan al 90% de los españoles- ninguna amenaza tendría visos de prosperar. Desgraciadamente hemos visto flaquear a ambos partidos en momentos cruciales. Insisto en que la culpa es de ambos.

Esto tiene dos soluciones.

Una, la modificación de la ley electoral, trasladando así de una forma más ajustada a la realidad la composición de la Cámara. En este caso, es necesario reformar el Senado para que esas minorías regionales tengan la representación que merecen. No hay democracia si no hay posibilidad de escuchar a las minorías; como tampoco la hay, si estas se imponen a la mayoría. Difícil.

Dos, los partidos nacionales aceptan el gobierno estable del vencedor en las elecciones generales, y el vencedor acepta no tocar ninguno de los asuntos de Estado sin el acuerdo de la oposición. Muy difícil.

A la muerte de Franco, muchos creían inevitable un nuevo enfrentamiento nacional… pero el 9 de junio de 1976, un entonces desconocido Adolfo Suárez, reclamaba a las Cortes franquistas -poco antes de ser nombrado Presidente del Gobierno- esfuerzo y audacia para escribir un incierto pero ilusionante futuro. Les dijo con palabras de Machado:

…”está el ayer alerto
al mañana, mañana al infinito;
hombres de España, ni el pasado ha muerto,
ni está el mañana -ni el ayer- escrito”

No estaba entonces, ni hoy, el pasado muerto; tampoco estaban el mañana ni el ayer escritos. El futuro de paz y prosperidad que gozamos se escribió a base de ilusión, audacia y esfuerzo en torno a un proyecto común que se llamaba España. Muchos de los que hoy se apuntan a ese éxito colectivo, hicieron lo que estuvo en su mano por impedirlo. El impulso y la decisión de todos los demás, hicieron realidad un sueño que sigue siendo posible.

Si hoy es necesario cambiar algo, que se haga. Pero como se hizo entonces. Desde el reconocimiento de la necesidad común, no desde la exigencia particular. Desde el escrupuloso respeto a la Ley, no desde el subterfugio leguleyo. Desde el entendimiento y no desde el enfrentamiento, incluso personal. Desde el respeto mutuo y no desde el desprecio al oponente.

Si en vez de simples palabras de alabanza hacía personajes tan dignos de ella, como Adolfo Suárez –y que en cualquier caso agradezco-, hiciéramos más por adecuar nuestras conductas a las de aquellos a quienes admiramos, posiblemente nos viéramos sorprendidos por el mismo éxito que ellos alcanzaron: un futuro de paz y prosperidad que dura ya treinta años. Su continuidad está en nuestras manos.
solo-congreso

5 respuestas a “Ni está el mañana ni el ayer escrito…”

  1. Enorme descripción del panorama político español… En este mundo, los que mandan son los que toman las decisiones y los que deben de asumir por consiguiente las consecuencias. No vale lamentarse si eres el responsable directo y tampoco acusar a tu contrario de lo que tu mismo haces. A ver si estos políticos espabilan…Enhorabuena por hablar tan claro cada vez que decide expresar su opinión. Todos mis respetos

  2. Muy objetivo el planteamiento, lo cual le honra, pues la mayoría de artículos tienden a dejarse caer más a un lado que a otro…Quien focaliza los problemas actuales en la necesidad del cambio en las leyes, incluida la Constitución, no puede esperar cambio alguno. Que el tiempo pasa y que las normas han de caminar, si no a la par, sí lo más cerquita posible, es cierto. Pero con los mecanismos legales y de control existentes actualmente hay munición más que suficiente para gobernar con excelencia. El problema son las personas que ostentan los principales cargos de dirección: son, en su mayoría incompetentes, por insuficiencia de preparación y de nivel intelectual y, por otra parte, no es posible ser buen político si, antes, no se es buena persona. La Ley y el Sistema perfectos no existirán nunca, es cosa imposible, y aunque así fuera, será la forma en que se utilicen y las intenciones de cada cual en su puesta en práctica las que determinarán el resultado. Hoy nos encontramos en una situación insostenible, por muy positivo que quiera uno ser…y, con las mismas herramientas pero otr@ Presidente, con virtudes y cualidades dignas de serlo, y la situación sería otra.
    El problema, que bien describes, Adolfo, es que se dejan de lado los objetivos que deben regir la actuación política, y se convierte a ésta, no en un medio por el que lograr un objetivo común, sino en un fin mismo con el que dar satisfacción a los propios intereses y acabar con aquello que, personalmente, molesta. No vale buscar justificaciones injustificables ni en la Constitución ni en ninguna otra cuestión histórica para satisfacer caprichos o deseos particulares
    ¿Acaso la Constitución actual (mejorable, no digo que no) de ser respetada, no permitiría la democracia?.
    Y aquí, el que gobierna, ha de tener siempre presente que Gobierna para todos: los que le votaron y los que no. No se puede ignorar a la otra gran mayoría que votó a la oposición (la que sea en cada momento). Si bien, aprovecho y apoyo, en este punto, el cambio del sistema electoral.
    Crisis económica. Y política más que nunca. Y de todo lo que se le quiera a uno ocurrir. Pero sobre todo, de calidad humana y liderazgo. Y las personas con ambas cualidades las tenemos, pero las prerrogativas instaladas no permiten maniobra sutil, tendréis que ser drásticos en algún momento si se quiere cambiar la dirección.

  3. Mi más profundo respeto y admiración hacia tu padre…Sin duda alguna, el mejor presidente de la democracia.
    Ojalá sigas su camino un día….

    Con soñadores que hacen despertar al mundo se consiguen cambiar las cosas….

    El ayer esta escrito ya…en el alma de los que no olvidamos de donde venimos….pero que queremos decidir también donde vamos.

    Un saludo

  4. Es un placer poder dirigirme a usted. Me ha encantado el artículo y sobre todo los silencios del mismo. Dice mucho más que lo que está sobre el papel. Se intuyen ideales.

    Usted tiene un gran talento como orador como lo tenía su padre y como dice Sara en forma de inteligente piropo, aparte de la crisis económica y política, existe falta de liderazgo y de calidad humana entre los gobernantes y oposición. El bipartidismo es la guerra por lo que hace falta inventar una tercera España.

    ¿Cuando y dónde? Como le oí decir a Federico Mayor Zaragoza sobre unos intelectuales en un pueblo latinoamericano…¿donde estabais cuando se quemaban las chozas? «Tendréis que ser drásticos si se quiere cambiar la dirección» dice Sara…

    España en estos momentos necesita una segunda transición y usted junto al Príncipe Felipe son las personas más capacitada para ello. Solo necesitamos un Torcuato del poder que sea capaz de ceder por el interés general. Y quien sabe a lo mejor puede ser Rosa Díez.

    Hoy he estado trabajando en la Ponencia política de UPyD y me encantaría poder compartir opiniones sobre la misma ya que quiero presentar enmiendas y tengo hasta el lunes. jlmhens@terra.es

    Este es un breve esquema.

    1º.- Segunda transición o nuevo Pacto de las Autonomías para un Estado más fuerte (¿federalismo alemán?) y acabar con las desigualdades económicas, linguísticas, eduacacionales, y demás competenciales cedidas a las autonomías.

    2º.- Regeneración democrática basada en reformas

    A) Constitución: competencias, adaptación tiempos y doctrina TC.
    B) Sistema electoral y partidos políticos (financiación)
    C) Justicia : CGPJ, TC, Fiscal Gral Eº, TS y TSJ, LECrim., Jueces de proximidad, etc

    3º.- Eliminar toda clase de corrupción, la de los políticos (con sus privilegios y financiación) y la nuestra (economía sumergida, cobro paro agrario, engaños subvenciones y seguros, insolvencias,…)

    4º.- Regulación medios y prensa rosa.

    5º.- Profunda revisión educación con especial atención a salidas profesionales «reales» distintas a la Universidad.

    6º.- Potenciación prioritaria del turismo como industria nacional, con lo que ello conlleva en cuanto a medio ambiente y litoral, patrimonio histórico y potenciación creatividad intelectual y artística.

  5. Adolfo: tras leer tu bien pulido escrito, tan sólo se me ocurre decirte un par de cosas:

    1.- La Constitución Española tuvo dos fallos: el artículo sobre las autonomías, y el artículo sobre el derecho de huelga. De ambos ya conocemos las consecuencias.

    2.- Los políticos españoles dedican demasiados esfuerzos a descalificarse y criticarse destructivamente entre sí. Y apenas no ponen nada de esfuerzo e imaginación en buscar soluciones a cada uno de los males y problemas que padecen los ciudadanos: paro, pensiones, seguridad, vivienda inaccesible, etc….¡ Una vergüenza lo que tenemos¡.

    Sin más, un cordial saludo.

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