Orgullo de ser español
lunes, octubre 24, 2011Artículo publicado en ABC el 24 de octubre de 2011
Como ya me han oído en más de una ocasión, nunca asumo la representación de mi padre para recibir honores. Únicamente acepto tal representación cuando se trata de rendir justo homenaje a un tercero. La razón no es otra que la de no adquirir un protagonismo que en absoluto me corresponde. Además, el que se resalte en esos homenajes la ausencia física de quien para nosotros está tan presente todos los días, creo que le da una mayor fuerza simbólica a esos actos y evita centrar en mi persona, aun de forma delegada, honores y recuerdos.
Dicho esto, creo que es justo asumir tal representación en una ocasión como esta, en la que se rinde justo homenaje a un periódico centenario y emblemático en la historia de España; y más, si cabe, en este número en el que se exalta el orgullo de ser español.
Es difícil señalar un único motivo por el que mi padre se pudiera sentir orgulloso de ser español, pero si he de arriesgarme a hacerlo, diría que ese es el comportamiento del pueblo español durante la Transición.
A lo largo de todo aquel proceso, la obsesión permanente –si me permiten la expresión- de S.M. el Rey y de mi padre, como Presidente del Gobierno, fue devolver la soberanía perdida a los españoles. A todos. Hoy, más de treinta años después de ser aprobada la Constitución de la Concordia, con todos sus posibles defectos, creo que es motivo de legítimo orgullo el ver cómo se recibió esa soberanía y el uso que de ella se hizo durante aquellos años. Sin embargo, como él mismo dijo al aprobarse, no se habían acabado los problemas. Habíamos andado buena parte del camino, pero nos quedaba mucho por andar.
No había soluciones mágicas entonces, no las hay hoy, ni las habrá jamás; pero si existe ya la certeza de que no hay problema ni crisis alguna, por importante que esta sea, que el pueblo español unido no sea capaz de superar. Tan solo es necesario un liderazgo sólido que nos invite, a todos, a poner la necesidad común por delante de la exigencia particular y que nos vuelva convencer, a todos, de que la política no es un patio donde unos cuantos se reparten poder y dinero, sino el lugar donde gente cabal entrega vida, talento y esfuerzo al servicio de todos los españoles.
Un Presidente de Gobierno es como un «padre de familia» en una «casa» inmensa, el cabeza de una familia numerosa. Como tal, tiene que infundir en los miembros de esa casa respeto, un aire protector y la confianza suficiente para convencer de que siempre va a tener una solución o al menos, la va a buscar donde quiera que crea que esté.
Un líder que gobierne una Nación y que con sólo hablar y mirar a una pantalla de televisión permita dejar descansar las perocupaciones de la colectividad sobre sus hombros y nos las devuelva convertidas en soluciones. Yo no viví esa época, pero me basta con escuchar a mi familia y recordar videos para darme cuenta que su padre cumplía a la perfección los dos papeles. Espero volver a tener un Presidente de Gobierno así y que yo, ahora si, pueda disfrutarlo.
Que orgullo de conocerte! ……
Estimado Sr. Suárez.
En varias ocasiones he leído sus comentarios de opinión sobre temas de distinta índole relacionados con la política o el desarrollo de nuestra sociedad.
Una vez más es capaz de llegar al sentimiento, a la parte más íntima de mi persona, reforzando las bases de lo que la convivencia social y democrática representan.
Sin duda la semilla que su padre cultivó en la transición ha germinado, ha crecido y: ¿quién sabe?, ¿será ahora el momento de que de su fruto?.
Es el momento de una segunda transición, renovar la política y dar un cambio a España.
Yo todavía confío en España.
Estimado Juan Francisco: Muchísimas gracias por sus palabras y por su «seguimiento». Me gustaría que la semilla sembrada por mi padre estuviera presente de forma perenne en cada uno de nosotros, especialmente en los políticos, y diera un fruto sencillo y diario que nos alejara de manera natural de los sobresaltos de la insensatez y egoísmo.
Una vez más, muchas gracias y un cordial saludo.
Hola Adolfo, no he encontrado su twitter ni email, así que aunque quizás no sea el lugar adecuado, espero que me disculpe, pues escribo por aquí porque es el único lugar donde tal vez me pueda leer.
Decirle que siento enormemente el fallecimiento de su padre. Darle mi pésame a usted, sus hermanos y toda la familia, y aunque ya sé que tienen el respaldo de instituciones, personalidades y organismos, que sepan el cariño, dolor y respeto de una ciudadana de a pie.
Tienen que estar muy orgullosos de haber podido disfrutar de su gran humanidad, por encima del gran político, la bellísima persona que fue. En estos tristísimos momentos, les quiero enviar todo el ánimo y apoyo posible para superar tan difícil trance.
Que Dios le acoja en su gloria, D.E.P.
Twitter: @TrinityMadrid